jueves, 30 de octubre de 2014

Sin empezar

Me sentí mal y recorrí el camino hacia las alturas. Siempre me ha gustado ver las cosas desde arriba, siento que cambian, que son diferentes o que están lejos. 

Llegué al mirador horrible y caro, la música sonaba adentro en el bar. Pedí un trago y recordé hasta donde pude. Las risas y besos vinieron pronto y se acabaron rápido. Las peleas fueron como un recuerdo continuo y que atravesaba el tiempo. 

Todo estaba lejos y parecía repetirse. No podría ser diferente porque soy el mismo o ellas son las mismas. Siempre terminan parecidas en algo, una de ellas afirmaba que Wilde dijo que todas tenían un alma colectiva, tal vez era por eso. 

Ahora están todas lejos, las que no me quisieron y a las que no supe querer. 

Así la recordé, pensando en a quien no supe querer. Y, al final, también estabas lejos y yo cerca pero en la barrera del error. 

La mesera aparece y me descubre bebiendo la botella que traje a escondidas, me pide dinero para dejarme beberla. Digo que no y abandono el mirador. 

Pienso en buscarla mientras bajo la carretera, también, en como decirle que actué mal y que nada fue intencional, que tal vez deberíamos intentarlo. Es un error lo que pienso, es el whisky o mi cerebro lleno de humo. 

Ya no se sí vive en el mismo lugar, si está con alguien más o sí vive, incluso. La vida se va rápido, más que el dolor, ese siempre permanece más tiempo. 

Así voy como las piedras rodando hacia abajo. La ciudad está abajo como una tumba. Y ella vive en el corazón de esa fosa, en donde están los gusanos y bichos que devoran lo muerto. Entonces supe que debía ir. 

Paso las calles y las avenidas como pac-man devorando líneas, entre las luces nocturnas que se ven barridas. 

Seguro sabrás que voy, siempre me interpretaste mejor de lo que yo lo hice, estarás en la noche fría de otoño fumando un cigarro en el balcón, con tu cara sería y pensativa que se desvanece cuando ríes. Llegaré y te veré de lejos en el balcón, cuando baje del auto terminarás el cigarro y me verás con es desprecio gracioso de que sabías que iba a volver. 

Pero ya voy muy lejos y aún falta camino. Recordé respirar, bueno, fumar. Debía calmarme y llegar bien. Tomó la cajetilla y saco el penúltimo cigarro, el encendedor cae y abro los ojos. 

Nuca recuerdo de inmediato como es que choco ni contra que, siempre abro los ojos y el panorama es nuevo, un caos imprevisto. 

Trato de entender que pasa, los vidrios están rotos y no puedo salir por la puerta. Bajo el espejo retrovisor hacia mi y veo el desastre, hay sangre por todos lados. Aparecen los gritos y los mirones. Ya no saldré de esta. Tenía que darme cuenta del error y descender para terminar. Se acabó, algunas cosas se acaban sin empezar.