lunes, 23 de diciembre de 2013

Oigo el rumor

He llegado a pensar que las cosas son de una determinada forma, que me gusta o me hace estar bien. He creado una burbuja en la que vivo en paz, no, en paz no en confort. El amor es sincero, el dinero sirve para lo esencial, nadie quiere un gran auto, menos con el fin de conseguir mujeres por medio de él, los caminos no son tan largos, nadie ve infomerciales y nadie los hace, sin pensar que son una basura.

Pero oigo el rumor de lo que está ahí, el sonido filtrado por las paredes que llega agudo y con poca forma, como el mar que aparece en brisa. Me pega en la cara y me duele en el alma, las metáforas se acaban y quedan los tópicos y los lugares comunes. Aparecen los escritores que no escriben y son ayudados por monos más inteligentes que ellos a hacer la idea de una obra.

Y todo explota desde mi. No es tan grave decimos, y construimos un lugar para nosotros, donde los demás son referencia y no existen completos. Estemos solos en la masa, pensando que no somos parte de ella. Pensando que no reproduzco y soy parte de lo que no me gusta negando la existencia de ello y cerrando los ojos, ver para adentro como los bizcos; pero por efecto mental y nos fisiológico.

Quisiera pensar que soy critico y que las palabras destruyen las estupideces del mundo, quisiera pensar que no tiene sentido el preocuparse por esto, pero las cosas no son como quiero.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Lo que no llega

Entre la embriaguez de la mente y del cuerpo se teje mi deseo inconcluso. Dentro del dolor se ha gestado y germina con la incertidumbre. Parece que siempre hay que alcanzar, tal vez no, o el alcanzar es diferente. 

Llegar a la meta para ser felicitado y sentir que el camino recorrido tuvo un propósito, que el andar no fue por si mismo, existió por la meta, por la consecución de un objetivo. Material y maquinal me parece el proceso, una transacción. A partir de la inversión tenemos un resultado, la mecánica de la vida.

Huir sin saber a donde, correr a donde está el miedo, sólo para ver que pasa. Para que me devore o lo devore yo a él, o seamos uno mismo. Caminar sin rumbo mecánico, descubriendo lo que aparece.

Conseguir no basta, es una referencia creada, la meta no es en si misma, termina para que comience algo más. Comprender el girar de la rueda es lo más difícil. ¿Cuando parar? ¿Cómo parar? y ¿Tiene sentido? 

Tal vez no debería, al menos no racional. Es difícil cuando la embriaguez alimenta lo mental, lo racional y le sirve de combustible, un combustible que quema la máquina la hacer arder para bien o para mal.

Quiero los inputs sensoriales y determinarme por ellos, que no alimenten a la maquina, que sean su motor y no viceversa.

Las cosas crecen quieras o no, te alejes o te acerques hay algo más allá que las hace crecer o morir, no como meta sino como camino.

La luna tiene la culpa

Hace poco pensé quiero que el cosmos cante conmigo, que cantemos aquella canción que me gusta y no me sé. Creando la canción en ese instante.

Cantamos una parte y varios se nos unieron, la canción no era feliz era melancólica y nos hacía vernos y conformarnos, era la belleza de la canción. Quiero que cantes conmigo, tengo la certeza de que lo haremos en un momento, ya lo hemos hecho y la canción era bella y feliz, nos conformaba, sonaba fuerte la oíamos con nuestro corazón. Pero el cosmos presentó a la enemiga, la Luna nos cambió, las voces se distanciaron y se perdieron.

Te escucho a lo lejos en lo entrecortado de las señales, te leo y me lees, los mensajes se pierden y la mente actua sin actuar pone los escenarios y los llena con dolor, por qué es lo que conoce, lo que la vida nos enseñó. La Luna nos violenta, me lo dicen y lo siento en mi corazón.

La quiero vencer y cantar otra vez nuestra canción, aún mas fuerte que aquella vez, tan fuerte que la Luna calle y llore de felicidad por la canción. Así el universo cantará con nosotros y la canción será interminable, se recreará como un ciclo, cómo una espiral ascendente para recorrer siempre.